Se supone que debo escribir una nota de pesar por la irreparable pérdida del Dr. Francisco Huerta Montalvo pero cualquier cosa que pueda escribir sobre él ya alguien la habrá dicho antes, ex alcalde, ex ministro, ex embajador, líder de la comisión de transparencia y verdad que investigó el ataque del ejército colombiano en Angostura, editorialista y subdirector del respetado diario “Expreso”, etc., un largo etc., ya que Francisco fue un actor muy activo en la vida política del país, tanto que es muy difícil que un ecuatoriano no reconozca su nombre.
Dueño de una palabra directa, de un pensamiento claro y preciso que en su momento nos supo advertir el camino que el país estaba tomando y que sin embargo no escuchamos, poseedor de una moral inquebrantable y de una honradez como muy pocos hombres han podido demostrar, en fin, un referente, una brújula moral, un ejemplo de aquello a lo que deberíamos aspirar como seres humanos y no es que haya sido perfecto, ni cosa parecida, pero en el balance sus virtudes sobresalen por mucho.
Pero ser humano al fin, la muerte no hace distinciones entre nosotros, le llega al pobre, al rico, al débil, al fuerte, al corrupto… y también a Francisco, hoy se nos ha adelantado, me gusta pensar que con su partida lo único que esta haciendo es marcar el camino por el que algún día todos transitaremos, así como lo hacen los verdaderos lideres, avanzando por delante de su grupo para enseñar con el ejemplo.
Lo que quizá no muchos han escrito es que Francisco, Pancho, era una persona muy afable, con un humor inteligente y sagaz, que disfrutaba compartiendo su experiencia de vida con quienes estuviesen prestos a escucharlo, que a pesar de haber recibido muchas condecoraciones a lo largo de su trayectoria jamás se envaneció por ello, lo cual se podía comprobar muy fácilmente, ya que había una condecoración que estaba por encima de todas las demás, la condecoración de ser un hombre libre y de buenas costumbres, ¡un Mason!
Lo que tampoco muchos sabrán es que fue pilar fundamental para que la masonería recuperase su fuerza y vigor en la ciudad de Guayaquil, uno de los tantos frentes en los que luchó para construir una sociedad con mas valores y mas equitativa, siendo, bajo los auspicios de la Gran Logia Equinoccial del Ecuador, uno de los fundadores de la respetable logia simbólica Vicente Rocafuerte N.49, donde sus hermanos hoy lloramos su perdida, porque si, lo lloramos, nos oprime el corazón y nos quebranta el espíritu saber que no podremos disfrutar de su luz, que no nos alimentaremos mas de su experiencia, que lo hemos perdido.
Pero precisamente como un homenaje a su nombre y a su memoria, sacudiremos el dolor de nuestro corazón y no vamos a descansar en la búsqueda de cumplir sus ideales que también son nuestros, buscaremos generar aunque sea el mas mínimo cambio en la dirección de la equidad por la que tanto luchó, por el amor de hermanos que nos unió y nos sigue uniendo a él no pararemos de trabajar para que el día que nos toque seguir el mismo camino que a Pancho le ha tocado seguir hoy, podamos hacerlo con la frente en alto y la satisfacción de haber cumplido aquel compromiso al que un día nos atamos.
Por todo lo dicho no puedo escribir una nota de pesar, no de Francisco, porque, aunque nos duele que ya no estará con nosotros, sé con certeza que si él pudiese decirme algo en este momento ese algo sería “¡Ciudadano que mi partida no te detenga! Porque los que buscan destruir los principios que valoramos no se detendrán, por lo tanto, deben seguir esforzándose cada día sin cesar” y así lo haremos.
Panchito, mi hermano, sé que jamás leerás estas líneas, por lo que, aunque me las inspiras tú, se las dedico a la humanidad, a tu familia quienes en esta hora lloran tu perdida, las dedico a la libertad la equidad y fraternidad por la que trabajaste, a esta patria a la que serviste y a tus hermanos a quienes nos toca replicar esa luz tan potente que irradiabas y que seguirá alumbrando nuestro andar por mucho tiempo en el futuro, adiós Panchito, adiós mi hermano.