Evolución histórica de la Masonería en Europa

La “Gran Logia” de Londres.

En 1717, los escasos miembros de cuatro Logias londinenses decidieron celebrar juntamente el 24 de Junio (día de San Juan Bautista). Los presentes decidieron juntarse en la que después (en 1738) se nos dice llamaran una Gran Logia. En 1718 y 1719 fueron elegidos Grandes Maestres de la Gran Logia de Londres, respectivamente, Jorge Payne y Juan Teófilo Desagulier, quienes atrajeron a la Sociedad personalidades como el duque de Montague quien, en 1721, aceptó el nombramiento de Gran Maestre, sucediendo a Payne. La elección, hecha con la representación de doce Logias, de un miembro de la nobleza, aseguró a la Orden prestigio y prosperidad material: púsose, pues, entonces de moda, el pertenecer a la Masonería, buscándose en ella una especie de patente de reputación y honradez.

Landmarks

Previo a continuar, es importante conocer acerca de los landmarks. Esta palabra habría sido tomada de la Biblia (Job 24.2 y Pr 22.28/23.10). En masonería se denominan así las limitaciones que ninguna Gran Logia puede derogar, ignorar o modificar. El vocablo fue empleado desde tiempos muy antiguos por los masones operativos ingleses para referirse a las prácticas, costumbres, leyes, y usos de la masonería. Son las bases que dan origen a los Reglamentos, Constituciones y Estatutos de los Grandes Cuerpos Masónicos y fueron dictadas en época tan remota, que no se encuentra relación alguna de su origen en los anales de la Historia. A esos principios o bases tan remotos, el Congreso Masónico de 1721 organizado por la Gran Logia de Londres y Westminster les dio el nombre de LANDMARKS.

Se hizo entonces necesario formular de una manera más clara y completa tanto los principios como los estatutos y reglamentos de la Orden, sobre la base de las antiguas Constituciones. De esta manera el duque de Montague encargó al Rev. Jaime Anderson, para que pusiera “las Antiguas Constituciones Góticas en una forma nueva y mejor”. Así nació el “Libro de las Constituciones de los Francmasones” tratando de la “Historia, Deberes y Reglamentos de aquella Antiquísima y Muy Venerable Fraternidad”. El libro se publicó y fue presentado solemnemente por Anderson en la asamblea de Gran Logia que se verificó el 17 de enero de 1723.

La Constitución de Anderson y la multiplicación de las logias

La obra de Anderson relata la historia legendaria de los orígenes masónicos, sin embargo, lo que más resalta es la recopilación de los deberes de un franmascón y que pueden traducrise en la esencia de la masonería moderna a través de los principios, que son: i) reconocimiento implícito de la Universalidad de la Verdad por encima de toda opinión, creencia, confusión o convicción; ii) la necesidad de obedecer a la Ley Moral; iii) La práctica de la tolerancia en materia de creencias, opiniones y convicciones, iv) El respeto, reconocimiento y obediencia a la Autoridad Constituida; v) La necesidad de hacer en las Logias una labor constructiva; vi) La práctica de una fraternidad sincera y efectiva, sin distinción de raza, nacionalidad y religión; vii) Considerar y juzgar a los hombres por sus cualidades interiores, espirituales, intelectuales y morales, más bien que por las distinciones exteriores de raza, posición social, nacimiento y fortuna.

La promulgación de estos principios realmente universales fue lo que atrajo a la Sociedad un número creciente de simpatías y ocasionó su rápida expansión y difusión en todos los países, sin embargo, muchas de las logias  que existían no se adhirieron al movimiento iniciado por la naciente Gran Logia por varias razones. Algunas Logias no aprobaron las novedades introducidas en el Libro de las Constituciones, sosteniendo la obligación de la creencia en Dios y la fidelidad a las prácticas religiosas.

La masonería en Inglaterra

La Logia de York fue tal vez la más importante entre las que no reconocieron la autoridad de la Gran Logia londinense y se mantuvieron apartadas. En 1725 asumió el título de “Gran Logia de York”, diciendo que a su Gran Maestre le correspondía ser reconocido como tal en toda Inglaterra; pero no fundó ni tuvo otras Logias bajo su dependencia hasta 40 años después, sin embargo, esta Gran Logia, que profesaba y practicaba los mismos principios que la Gran Logia de Londres, no fue para la misma, causa de dificultades. Sí lo fue la nueva Gran Logia distinguía a sus miembros con el nombre de Ancient Masons, en contraposición con los Modern Masons de la que se constituyó en 1717, basando su constitución sobre otra que se suponía databa del año 926. No prosperó esta Gran Logia menos que la otra, a la cual hizo una seria competencia (dado que la denominación de antiguos acarreaba mayores simpatías que la de modernos), llegando a tener en 1813, cuando finalmente se unieron las dos Grandes Logias, entre las cuales ya casi no había ninguna diferencia, 359 talleres bajo su jurisdicción.

Fueron constituidas por estas dos Grandes Logias muchas Logias regimentales, formadas por militares y que se trasladaban con ellos, y también algunas Logias marítimas, a bordo de los buques de guerra. Además de las Grandes Logias citadas existía en Edimburgo la Gran Logia de Escocia, fundada por 34 Logias en 1736.

La masonería en Francia

Fueron constituidas logias respectivamente en 1725 y 1729, en París; la última de éstas obtuvo en 1733 la carta patente número 90 de la Gran Logia de Londres. En ese mismo año los Talleres pertenecientes a la Gran Logia llegaron al número 109. No obstante, las primeras cuatro Logias parisienses, sobre las que se hallan noticias ciertas, se reunieron en 1736, estando presentes cerca de 60 miembros. Empiezan en esta época las primeras graves hostilidades en contra de la Masonería, tanto de carácter político como religioso; sin embargo, todo esto no obstaculizó su proceso, y las Logias siguieron reuniéndose, aumentándose las precauciones y hasta el trance a que se exponían hizo más atractivo el pertenecer a ellas.

En 1774 la Masonería acordó oficialmente reconocer a la Masonería de Adopción, con un rito especialmente elaborado para la mujer, constituyéndose entonces muchas Logias femeninas. Desde el 1773 al 1789 tomó la Masonería en Francia un impulso formidable, pasando de 600 el número de las Logias, sin contar cerca de 70 Logias regimentales.

Se hicieron iniciar en ella los hombres más conocidos de la época. Con la Revolución la Masonería suspendió en Francia sus actividades. Se le atribuye erróneamente haber tomado en ésta una participación directa, si bien es cierto que la tuvo en la revolución intelectual que la precedió.

Los primeros anatemas

El primer anatema en contra de la Masonería fue lanzado en 1738, por el papa Clemente XI. El secreto masónico  fue el punto de acusación fundamental en contra de la Orden. La encíclica no tuvo el mismo efecto en todos los países: mientras en los Estados Pontificios y en la Península Ibérica, la calidad de masón se castigó hasta con la pena de muerte,  en Francia, por el contrario, ni esta encíclica ni la siguiente (que el Parlamento francés rehusó registrar) fueron tomadas en consideración. Una segunda bula papal, lanzada en 1751, por Benedicto XIV, fue también causa, en los países arriba mencionados, de persecuciones sangrientas, considerándose en éstos como si fuera un crimen, el privilegio de pertenecer a la Orden.

La masonería en Italia.

Fue introducida en Italia alrededor de 1733, por Charles Sackville en Florencia, en principio únicamente entre los ingleses que visitaban las Academias, a los que no tardaron en juntarse varios italianos entre los más cultos. El anatema pontifical no pudo contrarrestar el auge de la Masonería. En Nápoles la Masonería floreció notablemente, constituyéndose allí, cerca de la mitad del siglo, una Gran Logia, mientras los demás talleres de la península dependían de la de Londres. No tuvo ninguna restricción bajo el reinado de Carlos VII, pero no ocurrió lo mismo con su sucesor Fernando IV, que llegó a odiar a la Institución. Sin embargo, los masones napolitanos recibieron durante cierto tiempo la ayuda y protección inesperadas de la reina Carolina, que hizo en un principio revocar el edicto, suprimiéndose las sanciones penales en contra de los masones (1783); pero, después, la muerte de su hermana María Antonieta en la revolución francesa fue causa de que esta simpatía se cambiara totalmente.

La masonería en la península ibérica

Las primeras logias fueran constituidas en 1726 y 1727, respectivamente en Gibraltar y Madrid, se tardó en España casi medio siglo antes de que pudiera constituirse una Gran Logia, bajo el reinado de Carlos III, más liberal que su predecesor, el cual había autorizado el destierro de los masones y dado carta blanca a la Inquisición.  Casi al mismo tiempo que en España (1727) fue introducida la Masonería en Portugal por el capitán escocés sir George Gordon; pero desde 1735 se empezó a derramar sangre de los masones.

En Madrid, los primeros masones fueron arrestados y conducidos a las cárceles de la Inquisición en 1740. La Masonería fue tolerada y pudo prosperar únicamente durante el mencionado reinado de Carlos III (1759-1788), después del cual se prohibió todo trabajo masónico hasta la entrada de los franceses en 1808.  En el año de 1750 también floreció la Masonería por algún tiempo en Portugal, siendo primer ministro del rey José I. Este ministro fue muy benéfico para el país al cual dio una constitución más liberal, aboliendo la Inquisición y desterrando a los jesuitas. Pero a la muerte del rey, éstos se vengaron haciéndolo caer en desgracia con la reina María I.

La masonería en los demás países de Europa

En los demás países la francmasonería fue estableciéndose gradualmente, principalmente a partir de 1735, sin embargo, en en algunos países la persecusión fue más fuerte que en otros; la mayoría de las logias estababan regualirizadas bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Londres, mas para los efectos de este trabajo, comsideramos que los países mencionadons son aquellos que guardan más relevancia.

AM Harry Vinces Fortún

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